Al principio no, pero luego te
topas con su mirada. Él quiere que lo veas, quiere enseñarte su trabajo, porque
a su corta edad, al llegar a casa, no explica qué juegos aprendió nuevos, quién
ganó, si metió el gol más bonito, o si esta triste porque perdió todas las
estampas, mientras sus padres piensan: “Con
lo a gusto que estábamos, ya viene éste a contarnos sus batallitas…que pesado
es a veces este niño”.