Como lo prometido es deuda, la
entrada continua…
Os dije, que su sigilo
sorprendió, se aproximó como el que no quiere la cosa, como si con él no fuera
todo ese embrollo, como las cosas importantes, como un sueño placentero en las
siestas a destiempo, y son esas cosas las que te desentierran de la
cotidianidad, de la monotonía angustiosa en la que nos vemos atrapados, y de
pronto ¡plaf! Surge el color, las
sonrisas, las conversaciones hasta las mil de la madrugada, todo sucede limpio,
fresco, improvisado y certero, como un bonito baile de salsa y va uno soltando lastre, porqué no.
Sin este hombre y su pala, se nos
hubiera hecho de noche dentro del pozo, aunque nos la prometíamos muy felices
con neveras y bebidas fresquitas dentro, la anaranjada arena estaba al
mando de los acontecimientos, y si por ella fuera, hubiera acabado con nuestra
paciencia y con toda la bebida, por supuesto. Los demás no le dieron mucha
importancia, yo, hoy día, se lo sigo agradeciendo a mi manera… con blancos,
negros y pinceladas de color.
¡¡ Muchas Gracias Hombre de La Pala !!