sábado, 27 de agosto de 2011

Todo es cuestión de equilibrio








Hace cuestión de un par de años, mirábamos como acontecían, durante el atardecer de un día de verano, una serie de brincos desde una roca, a modo de trampolín, hacia el mar. Profesor y alumno, sí, citémoslos así.
El alumno realizaba la ejecución de cada uno de los saltos a la perfección, al menos eso nos parecía. El profesor lo observaba atentamente desde el pequeño acantilado y una vez que su pupilo lograba escalar a la orilla y le dirigía sutilmente la mirada, éste le sugería una y otra vez: “El salto está bien pero…te falta equilibrio”.
En su día me tomé las correcciones de aquel profesor a broma, quizá tenía mucha razón.