jueves, 18 de agosto de 2011

Angosto Camino



A veces encontrar el equilibrio arrastra dificultades. Estabilizar la balanza a base de pesitos de medio, tres cuartos y un kilo conlleva concentración y “comeduras” de cabeza, es caminar por un angosto camino asediado por una gran arboleda. Cuando la luz al final del túnel no atrae sino que provoca indiferencia, se emborrona la vegetación y te sientes embaucado dentro de todo ese enmarañamiento. Es una sensación compleja, carente de explicación precisa, sólo creo saber que no debería dormitar bajo la sombra de los eucaliptos y mucho menos acurrucarme cual ovillo, pero sólo de pensarlo me empieza a entrar morriña y se me van cerrando los ojitos…