Esta ciudad abrumadora, invita
a perderte entre sus callejones, a rectificar el encuadre perennemente. Por
momentos olvidas tópicos tan enraizados en ella, y se inmortalizan en blanco y
negro otras figuras para compensar el platillo de la balanza dónde máscaras y góndolas, no están.
Al final, uniendo figuras,
se perfila la palabra, ella solita, Venecia.