-¿Puedo pedirte dos favores?
-Incluso tres.
Naoko sacudió la cabeza
sonriendo.
-Con dos es suficiente. El
primero es que te agradezco que vengas a verme. Estoy muy contenta y me…me
ayuda mucho. Quizá no lo parezca, pero es así.
-Volveré a venir –dije-. ¿Y el
otro?
-Que te acuerdes de mí. ¿Te
acordarás siempre de que existo y de que he estado a tu lado?
-Me acordaré siempre.
Ella prosiguió la marcha sin más,
en silencio. La luz del otoño se filtraba a través de las copas de los árboles
y danzaba sobre los hombros de su chaqueta.(…) Yo la seguía dos o tres pasos
por detrás.
Letras de Haruki Murakami en Tokio
Blues (Norwegian Wood).