jueves, 26 de enero de 2012

Caprichoso



Hoy más que nunca me falta el tiempo. Trascurre incesante, pero no oigo su tic-tac.

Según la ecuación, determinadas velocidades y determinados espacios modifican su monotonía. Segundos se convierten en eternidades e infiniditudes transcurren a la velocidad del rayo. Caprichoso este tiempo…

¡pues que falte y que nunca sobre!

domingo, 15 de enero de 2012

El mejor invento



Privilegios de la cama
en ella se nace y se muere
se sufre se sueña y se ama

Mario Benedetti

Adoro las camas. Creo que es uno de los mejores inventos del ser humano. El amor hacia este objeto me lo inculcaron mis padres. A su cama hemos ido mi hermana y yo muchas mañanas a tumbarnos para hablar de tonterías y para intentar arreglar el mundo, para soñar entre los cuatro el futuro: el de Bea, el mío, el de ellos.

De pequeña, cuando me despertaba temprano, me iba corriendo a la cama grande de la casa. Estaba vacía pero ellos seguían estando un poco. Era verano y yo ya tenía calor en mi cama, la suya estaba fresquita, con la ventana de la habitación abierta a la vida.

El tiempo fue pasando y aprendí a soñar en mi cama: dormida y despierta, éste es el motivo de que a veces me haga tanto la remolona por las mañanas, de que haya pasado días enteros sin salir de ella. A veces fue por tristeza, otras porque soñaba cosas demasiado bonitas como para poner los dedos de mis pies en el suelo.

Adoro mi cama, he amado en ella.

Letras de Verónica Criado

martes, 3 de enero de 2012

Selly



Al conocerla, le dije que dominaba bastante su idioma, pero me frunció el ceño en señal de disgusto, peligraba su aprendizaje del andalú, y no quería perder su tiempo. Su tiempo es oro y lo organiza como tal.

Le encantan los dichos, los refranes, las frases hechas, se adapta de forma camaleónica a cualquier situación, si no se puede dormir, pues no se duerme, si hay que sufrir, pues a sufrir se ha dicho, pero no le aplaces el comer,…, chirimoyas, queso, peces, carnes, pastas, ali-oli, disfruta de dichos manjares con la sonrisa de un niño, los saborea.

Natural de Emilia-Romaña, llegas realmente a conocerla un poco mejor cuando visitas “el Pórtico”, su casa, allí si que se come en familia, en familia de verdad. Diez o quince comensales se despachan a su antojo sin diferenciar adultos de mayores.

“Ragazzi a tavola!” te reclaman desde la lejanía del comedor cuando la mesa está puesta, y a mí, me gusta tardar un poco, queriendo, para que se vuelva a escuchar esta vez un poco más fuerte “RAGAZZIII A TAVOLAAA!!!”, me encanta, disfruto.

Los más peques, los “fantastici quattro” corretean alrededor de la mesa cuando terminan, entre risas, peleillas y porrazos, a mi no me molestan para nada, me preguntan cosas interesantísimas y a veces me da rabia no saber cómo responder, porque el idioma no me da para tanto. No conocen la “j” , no les suena bien, me llaman Cof-cof...les oleré a café, sólo y sin azúcar, el de después de comer.

Todos, a su manera, me han hecho estar tardes enteras más a gusto que en casa de familiares cercanos, incluso que de amigos, incluso más encantado que en mi propia casa,  son realmente especiales.

Con ella me han pasado anécdotas de todos los colores, algunas también en blanco y negro, de las que no se olvidan, de las que sujetan con nudo marinero ciudades tan dispares como Carpi y Melilla, de las que tempestades no se atreven ni a romper.

La última vez, ella estaba algo ausente, sus ojos pedían ayuda o consuelo, pero parecía no ser el momento, no importa, los habrá. Los habrá mejores.