Una espinita circula por todo mi
ser. Incansable realiza una y otra vez el mismo recorrido impulsada por los
latidos de mi corazón. Unas veces fluye y otras obstruye torpemente mis venas y arterias.
Pertenece a mí, convivo con ella casi desde que nací…
Creo que ella no sabe hasta que punto la amo, como
sangre de mi sangre. Nunca tuve la necesidad de “quitarme esa espinita”, sólo lucho por que fluya por la vida como
lo intento hacer yo, soy feliz cuando lo consigo, soy feliz cuando la veo
flotar y deslizarse y puedo sentir perfectamente que ella
también lo es.
De cuando en cuando, se le olvida que somos muy parecidos:
fuertes, flexibles y persistentes en el transcurso del ciclo de los días…yo, se lo seguiré recordando, mientras juntos, nos hacemos mayores.
Juntos estaremos siempre.