Me
estaba olvidando de los niños, al final son los únicos que nos recuerdan la
picardía que debemos tener y mostrar día a día, la que debemos tener a mano, y utilizar mucho, siempre, a cada rato.
Su
capacidad de esconderse del peligro
es mucho más efectiva. Hoy me voy a
convertir en esta niña, por lo menos hasta dentro de diez u once horas, justo
hasta las nueve de la mañana, que dejo otra vez de ser un niño.
Yo
como siempre, me ocultaré tras blancos, tras
negros, tras grises…