miércoles, 12 de febrero de 2014

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Esta noche me hacen falta las letras, el "ni blanco ni negro" está bien, pero hoy añoro la ":gama de grises". Añoro las pausas, trabajar la coma como una obsesión, utilizar la imagen como expresión mental, como un estado de ánimo, o quizá, lo que necesito es un punto y coma. Hoy hablo en primera persona.

Me apetece reír en un grupo y que duela, pero hacerlo, no sólo recordarlo, Granada, Siena, Gáldar, Martín de la Jara, El Perdigón,  proponer y no aceptar sin más.

Entenderte con sólo una mueca, y decir muchas veces: "a.g.u.s.t.í.s.i.m.o", como cualquier otra palabra repetitiva que se termina por aborrecer en una reunión de una tarde cualquiera. Mojar un chupa-chups en la copa, y mezclarlas con medias noches de chocolate, pipas y agüitas de valencia.

Gritar, salir "a dar una vuelta", no tener que almorzar, pero sobre todo eso, no "tener que" NADA.

Lo que pasa es que en breve añoraré el 29, y sobre todo, que el peliculón que nos contaron lo dejaron a medias, y el enmarañado sistema que nosotros mismos hemos dado forma hilvanando hilo a hilo, HUELE.

Lo que pasa es que hacer algo sin preocuparte por el camino a recorrer ahora es irresponsable, y el nudo aprieta, ese nudo a veces aprieta de verdad. Que malo es sentirse responsable. Herencia.

Lo que pasa es que me lío cuando salgo y cuando empiezo, y que el parar a mitad por "tener que" no se lleva nada bien. Que el convertir el placer y el disfrute en modo de vida puede crear un corto circuito, y gordo.

Nadie dijo que era fácil; punto y coma.