El reloj avanza a tientas en la oscuridad, sólo
oigo como mide la duración de los sucesos que no ocurren. Que no ocurrirán, por
lo menos de momento.
Corren las
semanas, los días, los sentimientos se escurren como el agua por el sumidero,
dejando atrás trocitos de sus corazas, en la rejilla de metal, que más tarde
habrá que limpiar y que siempre da tanta pereza.
Observo tus
labios, se perfilan gracias a pequeñas partículas de radiación que han
alcanzado la luna y que se asoma por detrás de ti. Evitan la total oscuridad. La
que no existe contigo.
Añoro la luz por momentos.
Por momentos tus labios también.